"El Negro" Giménez: 35 años resonando en la memoria colectiva de varias generaciones
Fue canillita y deportista. También enseñó a nadar en el club Náutico. Algunos hechos lo distinguieron dentro de lo cotidiano de la vida pueblerina. Su particular personalidad hizo que sumara muchos amigos a lo largo de su vida.
El 24 de julio de 1990 falleció Héctor Giménez, popularmente “El Negro”. Su paso por la vida lo convirtió en un personaje tan inefable como entrañable para varias generaciones.
Canillita, deportista de aguas abiertas y formador de nadadores en el Club Náutico, describe su currículum, pero sobre todo un cosechador de cientos de amigos
Cuando falleció, Jordán Cucit, uno de los integrantes del otrora “Viernes Náutico”, un grupo de amigos de añares que compartieron la vida de la institución de la ribera, dijo que “no era necesario escribir su historia, porque ya había entrado en ella”.
Fue el pregonero de su canto de cada mañana durante el recorrido extenso que realizaba por las calles de la ciudad con su reparto, acompañado por su perro.
Un hombre querido que logró hechos impensados para una sociedad como la que vivimos: dejaba los diarios en la vereda de la tienda de Mitre y Obligado, y al lado un tarrito: quien retiraba un ejemplar, sabía que debía depositar las monedas del valor de los matutinos en el recipiente de hojalata.
El resto del día lo completaba con su estadía en el Náutico, que lo eternizó con una estatua para que los socios venideros, al menos, pregunten qué méritos tuvo para semejante homenaje.
Además, una calle (la 60, que nace en lo que el Hotel Depietri y termina en la ruta 1001), lleva su nombre por ordenanza desde 2018, cuando nombraron, también, a las que evocan a Pedro Suñer, Eduardo “Pototo” Iturbe y al exintendente Juan José Sánchez.
Muchas veces los pueblos cometen el error de olvidar a sus personajes. Por eso refrescamos a “El Negro” Giménez, inextinguible por sus peculiaridades.
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